Tenemos la costumbre de juzgar lo que consumimos diciendo "me gusta" o "no me gusta".
Hacerse una idea sobre un chocolate exige cierta objetividad. Se trata mas bien de saber analizar las propias percepciones (suaves, fuertes, dulces), y no de juzgar a través de referencias personales necesariamente "egocéntricas".
Por ejemplo, no me gusta el azúcar, de modo que es muy posible que encuentre "malo" a un chocolate blanco de buena calidad y "bueno" a un chocolate negro de mala calidad, simplemente porque el segundo es menos dulce.
En un primer momento hay que aprender a hacerse una idea sobre el chocolate, describir sus particularidades y no juzgarlo hasta que no ha tenido lugar esta etapa.
Preparados... listos... a degustar!